En realidad, se trata de una deducción en cadena que parte de una tablilla de arcilla que se exhibe en una de las salas del Museo Británico.
El objeto, rescatado en el siglo XIX de las ruinas del palacio de Nínive por el arqueólogo victoriano Henry Layard, está fechado en el año 700 antes de Cristo. Tiene forma de escudo e incluye un texto escrito en caracteres cuneiformes.
Hasta ahora nadie lo había podido descifrar.
En realidad, hubo un excéntrico historiador azerí que presumió hace unos años de haberlo hecho y proclamó que era la prueba de un encuentro extraterrestre. Esta vez, parece que la cosa va en serio y que los científicos han descifrado el enigma de la tablilla, que no es sino la reproducción asiria del texto de un astrónomo sumerio escrito del cuarto milenio antes de Cristo.
Los responsables del hallazgo son Alan Bond, director de una compañía espacial, y Mark Hempsell, profesor de aeronáutica de la Universidad de Bristol. «Los trabajos anteriores en torno a este asunto», decía ayer Hempsell, «no han arrojado ningún resultado. Esto es un gran avance y las piezas que hemos encontrado encajan tan bien que creo que tenemos la prueba definitiva».
Como mínimo, el nuevo análisis indica que un asteroide impactó contra la tierra en esa lejana fecha, aunque no necesariamente demuestra la destrucción o la existencia de Sodoma y Gomorra.
En todo caso, lo que deja fuera de toda duda es la proliferación de leyendas apocalípticas en esa época en todas las culturas de la cuenca mediterránea. Al menos 20 historias diferentes, según Hempsell, que podrían nacer del impacto del meteorito.
0 comentarios:
Publicar un comentario