Una vez bajo tierra, los coleópteros ingieren las bellotas y, a veces, se refugian dentro de ellas todo el invierno.
Estos escarabajos inician el consumo de las bellotas por la parte más alejada del embrión y, además, esos frutos no son consumidos del todo, por lo que muchas semillas generan nuevas plántulas.
Estos escarabajos inician el consumo de las bellotas por la parte más alejada del embrión y, además, esos frutos no son consumidos del todo, por lo que muchas semillas generan nuevas plántulas.
Además de facilitar la supervivencia y germinación de las semillas, el comportamiento de estos escarabajos protege a esas simientes de predadores, como aves y roedores.
Uno de los descubridores de la nueva especie, el investigador Jorge Lobo, ha destacado que "aún necesitamos calcular qué porcentaje de las bellotas enterradas por estos escarabajos son capaces de generar nuevas plántulas".
La hipótesis que el equipo investigador maneja para explicar la predilección de esta especie de coleóptero por las bellotas es el alto contenido del fruto en ácidos grasos esenciales.
Para Lobo, "el consumo de bellotas durante finales del otoño y del invierno está probablemente relacionado con la hibernación, la producción ovárica y el desarrollo de la especie. Los individuos alimentados con bellotas muestran tasas de actividad mayores, óvulos mejor y más desarrollados y mayor resistencia al frío", según el experto.
En el estudio han participado, además de Lobo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (perteneciente al CSIC), en Madrid, Teodoro Marañón e Ignacio Pérez, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (CSIC), junto con el biólogo de la Universidad de Alicante José Ramón Verdú. El trabajo ha sido realizado en el Parque Natural de Los Alcornocales, en Cádiz.
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