Primero fueron los cerdos fluorescentes, y ahora dos lindos gatitos transgénicos han sido modificados genéticamente para que nazcan con la piel y los órganos fluorescentes y muestran un color rojo brillante cuando se les mira con luz ultravioleta (imagen).
Para lograr este efecto se utiliza una proteína que provoca una fluorescencia rojiza en todo su organismo: piel, pelo, músculos, cerebro, corazón, hígado, riñón, páncreas, pulmones, estómago, intestinos, lengua e incluso en sus excrementos.
El procedimiento consistió en recoger óvulos de una gata, vaciarlos de su material genético y llenarlos en su lugar con el de un siamés turco, del que se querían obtener copias exactas.
Después, se añadió la proteína de la fluorescencia y, por último, se implantaron en 11 gatas, que hicieron de madres de alquiler. De los 176 óvulos transferidos, sólo se desarrollaron tres fetos, de los cuales uno nació muerto. Pese a lo espectacular, y poco útil, que resulta el experimento, los autores aseguran que esta técnica podría servir en el futuro para producir gatos clonados con los que estudiar varias enfermedades que afectan a las personas, ya que gatos comparten gran parte de su mapa genético con los humanos.
De hecho, son más parecidos a nosotros que los roedores que suelen usarse en los laboratorios.
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