
Este descubrimiento sugiere que no sólo el sabor activa la respuesta cerebral, sino que otras funciones del organismo, como las metabólicas o la detección de señales gastrointestinales, también lo hacen.
Conocer bien los procesos cerebrales que nos inclinan a consumir calorías ayudará a comprender mejor las causas de una enfermedad que se está volviendo pandémica en el mundo desarrollado: la obesidad.
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