Este plan, que estipula cómo Brasil ayudará a combatir el cambio climático y cómo se ajustará a ello, fue prometido hace casi un año por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
En la versión provisional, que irá a consulta popular antes de quedar finalizada, no se han establecido objetivos específicos para la reducción de gases de invernadero dentro del sector industrial brasileño.
Pero con la deforestación siendo responsable del 75% de las emisiones del país, el plan pone un plazo para reducir la pérdida forestal hasta el punto en el que, para 2015, se estén plantando más árboles de los que se talan.
De acuerdo al ministro del Ambiente, Carlos Minc, esto se podrá lograr a través de un programa agresivo para restaurar los bosques autóctonos de Brasil, así como medidas más fuertes contra las madereras ilegales.
Otras medidas detalladas en el documento incluyen los incentivos para mejorar la eficiencia energética y fomentar las fuentes de energía renovable como la eólica.
Sin embargo, la organización ambientalista Greenpeace criticó el borrador por resaltar simplemente las propuestas existentes sin explicar cómo se pondrían en práctica.
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