miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Alimentos contra el crimen?


¿Podrían los suplementos nutritivos ser la clave para disminuir el crimen? Un estudio en reformatorios británicos intentará responder a esa pregunta.

Más de mil jóvenes en tres reformatorios en Inglaterra y Escocia fueron reclutados para participar en la investigación.
El objetivo es descubrir si los micronutrientes, en particular los ácidos grasos Omega 3 que se encuentran en los aceites de pescado, pueden mejorar la conducta.

El estudio, financiado por la organización de investigación médica Wellcome Trust, está siendo dirigido por el profesor John Stein, neurocientífico de la Universidad de Oxford.

"Es un estudio muy interesante", le dijo a BBC Ciencia la profesora Carmen Campoy Folgoso, del Departamento de Pediatría de la Universidad de Granada.
"Y creo que nos podrá dar muchas sorpresas porque estoy convencida de que los ácidos grasos Omega 3 tienen una influencia directa sobre la conducta", agrega la experta.

Señales sociales
Los mil voluntarios que participan en el estudio son jóvenes delincuentes y la mayoría está cumpliendo largas sentencias por delitos violentos.
Cuando se les interrogó, ninguno dijo haber comido pescado crudo o marinado en su vida.

Y muchos afirmaron que durante gran parte de su vida su dieta había consistido en comida rápida con poco o nada de vegetales y frutas.
El profesor Stein cree que los suplementos alimenticios, en particular las grasas de pescado Omega 3, pueden mejorar o reducir la conducta antisocial de los delincuentes.

Su tesis es que muchos jóvenes cometen crímenes porque no pueden reconocer apropiadamente las señales sociales.
"Mi teoría es que estos micronutrientes mejoran la función de las neuronas en el cerebro, que son encargadas de controlar las señales visuales y sociales", afirma el científico.

"Cuando se carece de estos, la persona puede reaccionar negativamente, de forma impulsiva o agresiva".
"En resumen -agrega el experto- los aceites de pescado son necesarios para lograr que el cerebro funcione adecuadamente".

Durante el estudio de dos años, la mitad de los prisioneros participantes tomará cuatro cápsulas de micronutrientes al día con sus comidas.
La otra mitad tomará cápsulas falsas o placebos.

Dentro de cuatro meses, los investigadores compararán los registros disciplinarios de los dos grupos de participantes.
El profesor Stein no es el único que apoya esta teoría.

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