Durante mucho tiempo los científicos se han preguntado si son los factores genéticos o los ambientales los que conducen a una persona al suicidio.
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Ahora, una nueva investigación en Canadá parece estar más cerca de la respuesta.
Los científicos de las universidades de Ontario Occidental, de Carleton y de Ottawa, descubrieron que los cerebros de los suicidas tienen una composición química diferente a los de la gente que muere por otras causas.
Y la causa parece ser una compleja combinación de cuestiones genéticas y del entorno.
Los investigadores analizaron el tejido cerebral de personas que habían muerto, tanto por suicidio como por causas naturales, como infarto.
Los individuos que provocaron su propia muerte, señaló el estudio publicado en Biological Psyquiatry (Psiquiatría Biológica), estaban afectados por un grave trastorno de depresión.
Lo cual revela que los factores ambientales juegan un papel en los cambios genéticos descubiertos en su cerebro.
Depresión
Los científicos descubrieron que el genoma de los que se suicidaron -como resultado de su depresión- estaba modificado químicamente por un proceso que está asociado a la regulación del desarrollo celular.
"Tenemos unos 40.000 genes en cada célula" explicó el doctor Michael Poulter, uno de los autores del estudio.
""La única razón por la que una célula de la piel se convierte en célula de la piel y no en célula del corazón es porque sólo una fracción de los genes logra expresarse".
"Y los otros genes no se expresan porque son silenciados debido a un proceso genético llamado metilación", agregó.
Los investigadores descubrieron que la tasa de metilación en el cerebro de los individuos que se suicidaron era diez veces mayor que la de las personas que murieron por causas naturales.
Y el gen que estaba siendo silenciado era un receptor de señales químicas cerebrales que juega un papel muy importante en la regulación de la conducta.
Modificable
El doctor Poulter cree que este proceso de "reprogramación" cerebral podría estar contribuyendo a lo que llama "la naturaleza recurrente y prolongada de los trastornos depresivos graves".
El científico agrega que "esta idea de que el genoma en el cerebro es tan maleable es muy sorprendente, porque las neuronas no se dividen".
"Nuestras neuronas siguen siendo las mismas desde el comienzo de nuestra vida -subrayó- así que la idea de que existen mecanismos, tanto genéticos como ambientales, capaces de modificarlas es realmente sorprendente".
En un comentario en la misma publicación, el doctor John H. Krystal, editor de Biological Psyquiatry, señaló que "esta investigación ofrece nueva evidencia de que los factores genéticos y ambientales pueden interactuar para producir modificaciones específicas y duraderas en los circuitos cerebrales".
"Y estas modificaciones pueden formar el curso de nuestra vida de formas extremadamente importantes, como el riesgo de sufrir un trastorno depresivo grave que quizás puede llevar al suicidio".
Según los expertos, los resultados de esta investigación podrán conducir a nuevas avenidas de investigación y tratamientos potenciales para la depresión y las tendencias suicidas.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud afirma que cada 40 segundos alguien se suicida en el mundo.
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