A Montse Sanz y el resto del Grupo de Investigación del Cuaternario de la Universidad de Barcelona, el hallazgo les tomó por sorpresa.
En un principio, en el yacimiento de Can Guardiola lo que se estaba recuperando eran restos de cerámica ibérica de una mina de agua, a propósito de un trabajo urbanístico de la zona.
Pero cuando llegaron a excavar niveles más profundos, a unos 20 metros, el proyecto tomó otra dimensión.
Huesos de gran tamaño indicaban que hace miles de años, allí habitaron -al menos- proboscidios, es decir, mamíferos de grandes dimensiones con nariz en forma de trompa.
"Una vez que nos enteramos del descubrimiento de estos huesos de gran tamaño, vinimos a ver los materiales y rápidamente constatamos que se trataba de proboscidios", le explica Sanz a BBC Mundo.
Sin pensarlo dos veces, el grupo de investigación se sumó a los trabajos de excavación que cubrían un área de 2.500 metros cuadrados.
Una parte con máquinas excavadoras y otra a mano, poco a poco, fueron desterrando ese pasado pleistoceno.
Seis meses, 550 restos
"Sé que mamuts hay porque las defensas, los colmillos, son muy curvados. Esto es una característica del animal. Pero como la potencia del yacimiento es tan grande, no descartamos que también pudiera haber restos de elefante", relata Sanz mientras muestra la extensión de terreno que durante seis meses tuvieron que inspeccionar palmo a palmo.
Cada máquina contaba con un arqueólogo que iba controlando lo que salía del subsuelo. En cuanto aparecía "algo" se paraba la máquina y todos los miembros del equipo se volcaban a tomar los datos, dibujar y fotografiar la joya arqueológica desenterrada.
Montse Sanz cuenta que en total recuperaron unos 550 restos óseos, "de los cuales la mayoría son de mamut. Pero también hay otras especies como rinoceronte, caballo, oso, ciervo y un gran bóvido".
A juzgar por la profundidad del yacimiento, los expertos de la Universidad de Barcelona hicieron una datación preliminar de entre 20.000 y 100.000 años de antigüedad.
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