
Algunos de los individuos habían sido sometidos a esa técnica en más de una ocasión, por lo que los expertos examinaron 109 perforaciones craneales.
El resultado del estudio -que aparece publicado en el American Journal of Physical Anthropology- indica un 83% de supervivencia entre los que se sometían a la trepanación y una escasa prevalencia de infecciones, lo que se atribuye al uso de antisépticos naturales.
Campo de batalla
Durante las intervenciones, se utilizaban la coca, el tabaco y la cerveza de maíz para ayudar a reducir el dolor.
Con el propósito de controlar las infecciones, se usaban bálsamos y plantas que contenían el compuesto llamado saponina, que tiene propiedades antisépticas.
En la mayoría de los casos, las trepanaciones se practicaron a soldados heridos en el campo de batalla, aunque también se encontraron cráneos de mujeres, lo que podría sugerir que la técnica se empleaba para tratar males como la epilepsia o infecciones craneales.
A diferencia de en la cirugía moderna, la perforación no se hacía con un taladro, sino con una técnica de raspado.
Con el paso del tiempo las técnicas se fueron perfeccionando y ya para el año 1.400 se cree que la supervivencia a la operación se acercaba al 90% de los casos.
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