Valerie Andrushko, de la Universidad de Conecticut y John Verano, de la Universidad de Tulane, estudiaron 11 yacimientos en el Cusco, Perú, en los que encontraron 66 muestras de trepanaciones de cráneos.
Algunos de los individuos habían sido sometidos a esa técnica en más de una ocasión, por lo que los expertos examinaron 109 perforaciones craneales.
El resultado del estudio -que aparece publicado en el American Journal of Physical Anthropology- indica un 83% de supervivencia entre los que se sometían a la trepanación y una escasa prevalencia de infecciones, lo que se atribuye al uso de antisépticos naturales.
Campo de batalla
Durante las intervenciones, se utilizaban la coca, el tabaco y la cerveza de maíz para ayudar a reducir el dolor.
Con el propósito de controlar las infecciones, se usaban bálsamos y plantas que contenían el compuesto llamado saponina, que tiene propiedades antisépticas.
En la mayoría de los casos, las trepanaciones se practicaron a soldados heridos en el campo de batalla, aunque también se encontraron cráneos de mujeres, lo que podría sugerir que la técnica se empleaba para tratar males como la epilepsia o infecciones craneales.
A diferencia de en la cirugía moderna, la perforación no se hacía con un taladro, sino con una técnica de raspado.
Con el paso del tiempo las técnicas se fueron perfeccionando y ya para el año 1.400 se cree que la supervivencia a la operación se acercaba al 90% de los casos.
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